¿Cómo influye el sueño en el peso?

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Cuando se trata de perder peso o de sentirse mejor con su cuerpo, lo primero que hay que hacer es mejorar la dieta y volver a hacer ejercicio. Sin embargo, no son las únicas cosas que hay que hacer. A pesar de una dieta equilibrada y una actividad física regular, algunas personas constatan que la pérdida de peso no se produce, y a veces puede observarse el efecto contrario. Por tanto, es legítimo preguntarse cuál es la causa de esta situación. El sueño puede tener una influencia muy importante en la pérdida de peso (al igual que el estrés, por ejemplo), por lo que debemos analizarlo más detenidamente para entender por qué.

¿Qué es el sueño en la práctica?

Demasiado a menudo descuidada, sobre todo cuando los días no dan para hacer todo lo que nos gustaría, es sin embargo muy importante, especialmente para la recuperación física y psicológica.

El sueño es una sucesión de ciclos que se dividen en dos fases:

  • La fase lenta (sueño ligero de ondas lentas y sueño profundo de ondas lentas): disminuye la actividad fisiológica del organismo. Descansa y recupérate de la fatiga acumulada durante el día.
  • La fase paradójica (más corta – alrededor del 20% del sueño total – pero mucho más intensa que la primera) : disminución del tono muscular y movimientos oculares muy rápidos. Es durante esta fase cuando soñamos y almacenamos en la memoria la información de nuestro día.

La fatiga puede deberse a la falta de sueño (nos acostamos tarde y nos levantamos temprano  dormimos bien pero no lo suficiente) o a trastornos del sueño. Hay dos tipos principales:

  • Disomnias  estos trastornos pueden afectar tanto a la calidad como a la cantidad del sueño. Son de origen psicológico, debidos al entorno (cuando tu compañero ronca, por ejemplo…), a la narcolepsia, al estilo de vida (consumo de alcohol, comer demasiado antes de dormir, jet lag)…
  • Parasomnias: son alteraciones del sueño que no siempre repercuten en nuestro día a día. Esto incluye terrores nocturnos, sonambulismo, bruxismo (rechinar de dientes) o apnea del sueño…

Lo ideal sería tener un sueño de buena calidad y no estar en deuda de sueño (una diferencia de una hora entre el tiempo de sueño ideal de una persona y el tiempo de sueño real a lo largo de una semana).

Además de repercutir en nuestra energía y/o estado de ánimo, la falta de sueño puede afectar a nuestro peso.

La crononutrición destaca la importancia del sueño

¿Cómo puede afectar el sueño a nuestro peso?

En primer lugar, la falta de sueño afectará a nuestros antojos. Te darás cuenta de que cuando estás cansado, tiendes a desear más la comida reconfortante. La mayoría de las veces, estos alimentos son grasos o dulces (o ambas cosas). ¿Quién no se ha zampado un paquete de pasteles o de patatas fritas de camino a casa después de un día agotador?

Comer este alimento te da placer y deja a un lado el cansancio por un momento. Te hace sentir bien y quieres más porque, una vez consumidos, los productos dulces liberan dopamina (» la hormona de la felicidad ) en el cerebro. Y ahí es donde la cosa se pone problemática.

La fatiga ocasional no será un problema. Sin embargo, la fatiga crónica provocará un aumento del consumo de productos ricos a diario y a largo plazo. Se trata de un círculo vicioso.

Desde un punto de vista biológico, la falta de sueño provoca trastornos hormonales. Disminuye la leptina (hormona de la saciedad: corta el hambre) y aumenta la grelina (ésta, por el contrario, está en el origen de la sensación de hambre) y como se ha visto anteriormente este cambio provocará un aumento del hambre y del consumo.

Así que no es «falta de fuerza de voluntad» cuando buscas las galletas en la alacena, ¡es tu cuerpo el que quiere esos alimentos!

La falta de sueño también puede provocar resistencia a la insulina. Esta hormona, segregada por el páncreas, es la clave para abrir las puertas de las células musculares y adiposas para que dejen entrar la glucosa y la almacenen. En caso de resistencia a la insulina, la hormona tiene más dificultades para regular los niveles de glucosa en sangre, lo que tiene consecuencias negativas. Como la glucosa en la sangre ya no se almacena de forma óptima, se convierte en ácidos grasos en mayor cantidad. Esta transformación puede provocar un aumento de peso, pero sobre todo un aumento de los triglicéridos en la sangre y una disminución del colesterol HDL (el colesterol bueno). A largo plazo, esto puede provocar la aparición de diabetes …

Y estos son algunos de los posibles mecanismos que se han estudiado y probado.

Numerosos estudios han demostrado que dormir mal conlleva un mayor riesgo de obesidad (especialmente en pacientes con apnea obstructiva del sueño).

Un estudio de 2010 también demostró que dormir poco, en el caso de una dieta hipocalórica, disminuiría la pérdida de masa grasa y aumentaría la pérdida de masa muscular. Así que puedes comer todo lo bien que puedas y ser físicamente activo, pero tu cuerpo sólo hará lo que quiera si no duermes lo suficiente.

Conclusión

Los trastornos del sueño no siempre son fáciles de controlar, pero es importante que hable con su médico si nota algún cambio en sus patrones de sueño, ya que no se trata de un problema menor.

Aparte de trastornos de eficacia probada, unos sencillos hábitos pueden mejorar la calidad del sueño: acostarse a horas fijas, evitar las pantallas antes de acostarse, leer un libro, controlar el estrés a diario, no realizar actividad física demasiado cerca de la hora de acostarse…

El peso es muy complejo, rara vez es todo blanco o negro. Como se menciona en el preámbulo, si a pesar de la actividad física y una dieta equilibrada no consigue perder peso, hay otros factores que influyen en ello. Por lo tanto, es necesario mirar más allá de su plato y tratar la verdadera causa del problema. El sueño es uno de ellos, así que cuida tu sueño, para cuidar tu cuerpo.

El artículo ¿Cómo influye el sueño en el peso? apareció por primera vez en CheckFood.

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