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¿Quién no ha vivido una (dudosa) aventura amorosa con su Libra? Periodos de luna de miel en los que te dice lo que quieres, tan perfecto… Luego, la mayoría de las veces, periodos más difíciles en los que te muestra su verdadera cara, te enfrenta a tu realidad, por dura que sea, te hace derramar lágrimas, apretar los puños, cambiar el rumbo de tu día, dudar de ti mismo…
El amor, el odio, la culpa, la decepción, la necesidad compulsiva de ir a buscarla… ¿Y si por fin decidimos cortar esta relación tóxica que tenemos con nuestra báscula?
Requisito: cuando comemos para llenar el vacío interior…
Siempre he dicho a mis pacientes que las dietas de todo tipo son inútiles y nunca serán útiles mientras cada persona no haya comprendido por qué come y qué es lo que realmente le hace engordar. ¿Es falta de bienestar? ¿Falta de amor? ¿Falta de afecto? ¿Baja autoestima? Conflictos con familiares o en el trabajo… etc. Es importante comprender que comer en estos casos equivale a llenarse, reconfortarse y tranquilizarse.
Una vez que hayas resuelto tus conflictos internos (con la ayuda de profesionales si es necesario) te darás cuenta de que ya no necesitas comer para compensar los altibajos emocionales. A algunas personas les llevará 1 año, a otras 6 meses o incluso 2 o 3 años… pero cuando llegues a aceptar tu personalidad, tu historia y finalmente te sueltes… tus kilos (emocionales) se irán solos…
Si hoy están ahí, es para advertirte de que algo no va bien, así que escucha lo que te dice tu cuerpo y ¡aplácalo!
Sé TÚ e intenta contrarrestar el bombo actual sobre la delgadez (¿único criterio de belleza…?), el «verano corporal» (que tanto culpa induce) y toda esta desinformación sobre el cuerpo de la mujer (y del hombre…) que debe ser así, así… Encajar en tal o cual caja y sobre todo, ¡no te pases… !
Asume tu singularidad. El cuerpo ideal está ahí, delante de tus narices, mírate al espejo y aprecia lo que estás viendo… ¡TÚ! No hay dos como tú.
La báscula: sus cualidades y defectos
Cuando la aguja indica tu estado de ánimo del día, ya es demasiado tarde. La báscula se ha convertido en una fuente de estrés, un objeto de tortura y culpabilidad. Aceptamos que nos definan por un número, un IMC (Índice de Masa Corporal), una cuadrícula, unos estándares… Pero, ¿es realmente posible definirse por 65? 78? 58 u 82?
¿Y su personalidad? ¿Sus cualidades, sus aspiraciones, sus pasiones?
Mis pacientes me dicen a menudo que la báscula es su salvaguardia, la que les permite controlar, ajustar, equilibrar, reducir, tranquilizarse. Así que sí, por qué no, pero ¿si empezaras por mirarte al espejo? ¿No verías realmente los kilos que has perdido o ganado?
La báscula es un indicador, informa sobre todo cuando se tienen patologías alimentarias: delgadez, sobrepeso u obesidad. Si su salud está en peligro, se convierte en una herramienta médica. También se utiliza para las mujeres embarazadas que pueden desarrollar enfermedades si aumentan demasiado (o demasiado poco) de peso durante el embarazo. Sí, la báscula es útil si estás en riesgo. Pero, ¿y el resto del tiempo? ¿Necesita una báscula para confirmar que ha pasado de 40 a 42 o viceversa?
¿Quiere liberarse del peso? ¿Necesitas una báscula para confirmar que has pasado de una talla 40 a una 42 o viceversa?
Empieza por elogiarte, sé indulgente contigo mismo y, sobre todo: ¡paciencia y perseverancia!
¡Vamos escala CIAO, despréndete de ella! Ya verás, te cambia la vida… Hay otras formas de respetar el peso adecuado para ti… Leer más…
¿Peso y contención? ¿Debo pesarme?
No me voy a andar con rodeos: ¡deja de pesarte! Deje a un lado la báscula durante este periodo de reclusión que implica necesariamente una reducción de su actividad física, platos calientes cocinados para mantenerle ocupado y reconfortarle un poco.
Confía en ti mismo. Cuando acabe, todo irá bien. El cuerpo se autorregula, engorda y adelgaza; es un equilibrio que se verifica a largo plazo (meses y años), ¡así que no te centres en estas 3/4 semanas!
No te digo que dejes de preocuparte por tu peso, sino simplemente que lo aceptes y vivas con él. Puede que esta situación te enfrente a tu miedo a engordar, pero aquí es donde tienes que tener fuerza de voluntad y tomar nuevas decisiones sobre tu estilo de vida.
Recuerda que es cuando empezamos a escuchar y respetar realmente nuestras sensaciones alimentarias (hambre, saciedad y gusto) cuando tendemos a reducir nuestra sobrealimentación.
¡Guarda tu báscula!
Deja que tus sensaciones alimentarias te guíen durante las comidas, ellas te regulan, mientras que esta falsa amiga, la báscula, es el primer paso hacia el círculo vicioso de los trastornos alimentarios;
¡Viva la diversidad corporal!
Hay para todos los gustos, a algunos les gustan gordos, flacos, altos, fornidos, rubios, morenos,… Empieza por aceptarte tal y como eres para que los demás puedan ver a la persona real que se esconde bajo esa coraza de vergüenza, de miedo a la mirada ajena.
¡Piensa en positivo! La diversidad corporal es lo que los medios de comunicación intentan ocultar cada día mostrándonos siempre a los mismos hombres y mujeres que se parecen sobrenaturalmente, carne retocada, cáscaras vacías que vemos en las revistas… Qué tristeza… Digamos STOP a esta normalización del cuerpo (y de nuestras mentes).
Ábrete a los demás, no olvides que somos el espejo de los demás, ellos te reflejarán la imagen que tienes de ti mismo. Intenta no juzgar a una persona por su aspecto físico, sino por su corazón, su humor, su generosidad o su inteligencia.
Tu cuerpo es tu coche, el que te hará viajar todo el tiempo de tu vida, así que cuídalo, quiérelo, deja de juzgarlo todo el tiempo, acarícialo y deja de odiarlo porque está ahí… ¡Sólo pide ser amado!
¿Cómo? Empieza por divorciarte de tu chivato, de una vez por todas… ¡Primer paso hacia la libertad!
El artículo Una relación tormentosa con mi soplón apareció por primera vez en CheckFood.
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