Redes sociales: ¿amigas o enemigas de tu salud alimentaria?

[Artículo actualizado el 19/09/2023]

Al igual que muchos medios de comunicación, como la prensa rosa, las redes sociales están siendo señaladas como vehículo del culto a la apariencia. Esto se refleja en la respuesta de Francia al proyecto de ley de salud de 2015, que pretende limitar el acceso a los sitios que promueven la anorexia.

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No soy una experta en este campo, pero me apasionan la nutrición y la salud.

Los artículos que encontrarás en mi sitio son el resultado de una investigación en profundidad que me gustaría compartir contigo. Sin embargo, me gustaría subrayar que no soy un profesional de la salud y que mis consejos no deben sustituir en ningún caso a los de un médico cualificado. Estoy aquí para orientarte, pero es importante que consultes a un profesional en caso de dudas específicas o preocupaciones médicas. Su bienestar es importante. Así que asegúrate de consultar a los especialistas adecuados y cuídate lo mejor posible.

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Exponer tu estilo de vida en las redes sociales

Pero en contraste con esta postura reguladora tan suspicaz sobre el papel de las redes sociales, cada vez más personas buscan al mismo tiempo compartir su estilo de vida en la web. Publicando sus comidas equilibradas, sobreexponiendo sus actividades deportivas y buscando a toda costa mostrar sus cuerpos. Si bien los autores de estas diversas publicaciones pueden sentirse respaldados en su planteamiento y su estilo de vida, sobre todo por los sistemas de «me gusta» y «me gusta» de las distintas plataformas digitales, también crean externalidades negativas para las personas que siguen sus progresos.

En efecto, al sobreexponer un estilo de vida perfectamente sano, haciéndolo aparecer como una práctica común y generalizada, cuando en realidad es parcial o incluso episódica. Da la impresión de que el acceso a este último es innegablemente inaccesible, al menos para el profano que aún no ha modificado sus hábitos alimentarios y deportivos. La práctica de embellecer, compartir y venerar la comida ha sido incluso bautizada como «Food Porn » (1). Es importante subrayar que, aunque se siga una dieta equilibrada y se haga ejercicio, cualquiera -incluso un dietista- pedirá una pizza o sushi de vez en cuando. Del mismo modo que la pasta y el gruyere son imprescindibles cuando se acaba la nevera. Pero estos altibajos de un estilo de vida saludable, de los que queremos presumir, se pasan en silencio, con el argumento de que ennegrecerían la foto, y qué pena si no hay publicación de comida durante un día.

Réseaux sociaux

Perfección y culpabilidad

La principal consecuencia es que las personas que desean inspirarse en esos estilos de vida adoptan una percepción de ellos como «perfección» sin trabas. Esto puede incluso hacer que ciertas personas frágiles con una dieta bastante decente se sientan culpables, persuadiéndolas de que en realidad llevan un estilo de vida de comida basura y ociosidad. Un estudio de la Universidad de Pittsburgh (2), publicado el 5 de mayo de 2017, sugiere una correlación entre la adicción a las redes sociales y los trastornos alimentarios (anorexia, bulimia, ortorexia, etc.). Esta sobreexposición a actividades de fitness y a comidas perfectamente equilibradas aumentaría el riesgo de verse afectado por trastornos alimentarios en torno a un 250%.

Sin embargo, en una entrevista concedida a Madame Figaro (3), la socióloga Antonia Casilli afirma que este estudio no muestra una » correlación», es decir, una relación causa-efecto entre las redes sociales y los trastornos alimentarios. Más bien muestra una relación de «asociación «, que puede explicarse por el hecho de que las personas con trastornos alimentarios son más propensas a exponerse a diferentes estilos de vida saludables. Además, el estudio muestra que las personas expuestas a estos problemas suelen ser de la generación más joven (18-35 años), cuya principal característica es que se interesan más socialmente que sus predecesores por la estética y la imagen de sí mismos. Por ello, la socióloga subraya el peligro de culpar a las redes sociales de los trastornos alimentarios, que son mucho más complejos. Los trastornos alimentarios pueden deberse a una simple falta de infraestructuras sanitarias, que lleva a la gente a buscar ayuda en Internet, o a un clima de competencia dentro de una empresa, etcétera. Los trastornos alimentarios se deben muy a menudo a experiencias muy personales.

Redes sociales y alimentación sana no se excluyen mutuamente

Así pues, las redes sociales no son enemigas de una alimentación sana. Ser conscientes de los efectos nocivos que pueden tener en el comportamiento es sin duda importante, pero también lo es moderar las causas a las que pueden atribuirse. Hay que mirar las causas y las consecuencias de los trastornos alimentarios con la necesaria distancia científica.

Las redes sociales también son una fuente de efectos positivos en la que se hace menos hincapié. Además de la exposición y la facilidad de acceso que ofrecen a prácticas de estilo de vida saludables, pueden resultar una herramienta beneficiosa para algunos trastornos alimentarios.

En una entrevista concedida al Huffingtonpost (4), la joven canadiense Jordane Giguère cuenta cómo superó gradualmente su anorexia gracias a su cuenta de Instagram. Al publicar sus sentimientos y contar con el apoyo incondicional de una comunidad de mil personas, la joven pudo mantenerse firme y sentirse respaldada. El apoyo y un círculo cercano de amigos y familiares son factores muy importantes para curar un trastorno alimentario. En la misma línea, la publicación por Rachel Legrain-Trapani (ex Miss Francia 2007) de una foto suya 10 años después de su elección tranquilizó a muchas mujeres sobre cómo cambia su cuerpo entre los 18 y los 28 años. Quería decir: no os asustéis, chicas, soy como vosotras, cuando salí de la maternidad no me volví a poner los pantalones de la talla 36, soy una mamá normal de 28 años» (5).

Caroline Pesant, pediatra especializada en trastornos alimentarios, resume el arma de doble filo de las redes sociales. Pueden ser un vehículo para fomentar un estilo de vida saludable y, en los casos más graves, una salida de la enfermedad, del mismo modo que también pueden ser una justificación de la simbiosis que sentimos con nuestra enfermedad al buscar apoyo, lo que puede llevar al paciente a convertirse en un verdadero prisionero.

Las redes son, ante todo, herramientas. Como cualquier herramienta, sirven para lo que se hace con ellas. Tenemos que ser conscientes de sus desventajas y sus beneficios, para poder utilizarlas sabiamente.

(1) ¿Qué es el porno alimentario?RestoConnection – 9/11/2015
(2) Revista de la academia de nutrición y dietética – 5/05/2017
(3) ¿Favorecen las redes sociales los trastornos alimentarios?Madame Figaro – 19/05/2017
(4) Instagram como medio para combatir los trastornos alimentarios – HuffingtonPost – 22/08/2016
(5) Rachel Legrain-Trapani, Miss Francia 2007, víctima del body shaming – Youtube : Brut.23/06/2017