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¿Sabía que la mayoría de los consumidores compran en las tiendas de alimentación en la misma dirección? Siempre el mismo punto de partida, el mismo punto de llegada y casi los mismos pasos. Y en el carro de la compra del consumidor, casi siempre encontramos los mismos ingredientes, los mismos productos.
Esta observación es una cosa y, una vez hecha, nos permite entender por qué tendemos a comer los mismos platos, a menudo cocinados de la misma manera. Este fenómeno no es nada sorprendente, ya que nuestro cerebro y nuestro funcionamiento están hechos de esa manera: hay una búsqueda inconsciente de la facilidad, y una rápida instalación en la rutina, aunque ésta a veces parezca pesada. Es como si a veces nos cansáramos de la repetición, pero la rutina acabara siendo más cómoda.
Como resultado, no es sorprendente escuchar a la gente en la oficina decir que «no hay mucho donde elegir». verduras «Que en invierno, una vez que sales de las sopas, rápidamente das vueltas en círculos», «Que en verano, aparte de los tomates y los calabacines, rápidamente das vueltas en círculos».
Hay tanta diversidad de sabores, texturas, formas, colores, tamaños y combinaciones. Por qué privarnos de ella, la naturaleza nos la ofrece.
Sólo tienes que abrir los ojos y despertar tu curiosidad
Si esto te pesa, si sientes que te faltan ideas sobre cómo cocinar verduras, aquí tienes algunas vías que puedes explorar.
En primer lugar, en un momento en que la toma de conciencia de la importancia de preservar el planeta adquiere todo su sentido, quizá convenga revisar la forma de comprar las verduras: infórmese sobre las AMAP, sobre las distintas recogidas que ahora a menudo incluso ofrecen traslados en coche, averigüe la frecuencia de los mercados y la procedencia de los productos… Sólo para respetar tanto las temporadas como para favorecer la proximidad. Esto puede ponerle cara a cara con hortalizas que nunca antes había visto, salvo por su nombre: colinabo, calabacín delicata, nabos dorados, acelgas, chayote… Da igual que decida comprar hortalizas desconocidas cuando vaya a la tienda: sea curioso, como un niño que quiere descubrir, ¡eso es lo que marca el cambio! En el peor de los casos, le decepcionará; en el mejor, le encantará.
Entonces, un truco sencillo… : ¡Internet ! Con la simple palabra «receta» y el nombre de tu verdura, encontrarás un sinfín de soluciones. Y si buscas «receta light», no encontrarás ninguna sugerencia con demasiada grasa.
Y juega con tus sentidos
Por último, ¿ha pensado alguna vez en comer cruda una verdura que normalmente se cocina? ¿Y viceversa? ¿Comer rallada una verdura que suele cortarse en rodajas? ¿O descubrir nuevos condimentos? Las verduras pueden cocinarse al vapor, estofadas, asadas, al wok, en puré, en sopa caliente o fría…
Que conste que me veo en casa de una amiga que no cocina mucho. Y el día que llegué, queriendo complacerme, me cocinó nabos marinados con harissa: la ÚNICA verdura que creía que no me gustaba… Recordé que los gustos cambian, evolucionan, maduran… ¡Y esta misteriosa verdura que había evitado durante varios años resultó estar fabulosamente buena!
Te invito a descubrir estos nabos, berenjenas con chermoula, chuchouka, apio con manzanas, ensaladas de hierba, remolacha cruda, espinacas recién fritas, verduras en escabeche… Diviértete. Cambia los condimentos: vinagreta, salsa de soja, limón, zumo de tomate, salsa mirin, salsa de yogur, crema de soja, especias orientales, adobos asiáticos…
Enmarcarse
No hay nada más fácil que tomar una decisión y dejar que vuelvan los viejos hábitos. Así que, intenta hacer una lista: busca en internet una lista de TODAS las verduras según las estaciones, para descubrir la variedad que está a nuestra disposición sin que realmente la miremos. Y luego busca nuevas formas de hacer las cosas, dando prioridad a lo nuevo, a lo que te sacudirá, hará jugar a tus papilas gustativas, sorprenderá a tu paladar, hará brillar tus ojos, romperá tus rutinas, y apuesta por lo que te parece dudoso: a menudo es ahí donde se esconden las maravillas. Invierte tus creencias, tus certezas, tus malos recuerdos de la cantina.
Minas de oro
Te invito a que te des un capricho haciéndote un bien: las verduras aportan minerales, vitaminas, fibra y muchos antioxidantes muy beneficiosos para nuestra salud. También son muy bajos en calorías.
Si las comes crudas, te beneficiarás más de sus vitaminas. Si se consumen cocidas, le aportarán fibras reblandecidas por la cocción, lo que permitirá un buen tránsito.
Son una baza en la lucha contra la diabetes, contra el colesterol, contra todas las enfermedades cardiovasculares, contra el sobrepeso y la obesidad. Sus efectos antioxidantes son también muy interesantes en la prevención del cáncer.
Así que recuerde elegir la mejor calidad posible y, si es posible, comprarlos y consumirlos lo más cerca posible de su cosecha. Por eso, comprar verduras ecológicas es una buena opción, pero hay que consumirlas muy rápido (2-3 días) para que no se desarrollen ciertos elementos de maduración ajenos a la tierra y neutralicen o incluso perviertan los elementos protectores. Sin embargo, puede cocinarlos rápidamente y conservarlos 1 ó 2 días más.
Todo lo que tienes que hacer es…
Para disfrutar, para descubrir, para su gusto y su salud, su figura y su paladar. Diversificar la dieta para equilibrarla a veces lleva tiempo. Sin embargo, una vez que haya descubierto nuevas verduras y nuevas formas de cocinarlas, tendrá a su disposición nuevas herramientas culinarias y otras tantas razones para cocinar alimentos sanos y agradables con facilidad, así como nuevos hábitos y una nueva rutina mucho más enriquecedora.
El artículo (Re)descubrir las verduras apareció por primera vez en CheckFood.
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