[Artículo actualizado el 19/09/2023]
Cuando se quiere perder peso, estabilizarse o simplemente equilibrar la dieta, es importante comer suficientes verduras. Después de la temporada de verano, en la que había una gran variedad de verduras, puede resultar difícil cubrir las necesidades de hortalizas con la llegada del invierno. Gracias a su diversidad y virtudes, las calabazas pueden ayudar.
¿Encuentra una calabaza a su gusto?
Redondas, alargadas, cilíndricas, naranjas, amarillas, verdes, blancas, rayadas, manchadas, pequeñas, medianas o grandes, las calabazas varían mucho en forma, color y sabor. Dentro de la familia de las cucurbitáceas, hay que distinguir entre calabazas de verano y de invierno.
La calabaza de invierno puede conservarse durante mucho tiempo (varios meses), pero sólo debe comerse cocida.
En cambio, las calabazas de verano (como el calabacín o el pâtisson) tienen una piel bastante fina y pueden consumirse tanto crudas como cocidas, pero no se conservan tanto tiempo, sólo unas semanas.
Averigüemos juntos cómo reconocer las calabazas de invierno comestibles más conocidas y cómo prepararlas:
- Calabaza espagueti: de color amarillo y forma ovalada, la pulpa se convierte en filamentos que basta con raspar después de la cocción. Podrá crear fácilmente un trampantojo para sus hijos, ¡que tendrán la impresión de estar comiendo espaguetis!
- Calabaza Butternut: su piel beige, su pulpa naranja y su ligero sabor a nuez hacen que se pueda cocinar de muchas maneras: en sopa, gratinada y, por qué no, en suflé.
- Calabaza: esta calabaza grande, naranja por dentro y por fuera, es ideal para sopas y purés.
- Calabaza: tiene forma de pera y es de color naranja. Su carne firme deja un toque de castaña al final.
- Calabaza de Provenza: verde por fuera y naranja por dentro, esta calabaza tiene un sabor dulce. Tradicionalmente se cocina en sopa o gratinada, pero también puede utilizarse para hacer pasteles.
- Calabaza baby boo: parece una mini calabaza blanca fácil de rellenar.
- Calabaza Giraumon: con su inusual forma multicolor, parece una calabaza que ha crecido dentro de una calabaza. Recibe el apodo de «calabaza turbante».
- Calabaza de bellota: verde por fuera y naranja por dentro, tiene forma de vaina y debe su nombre a su sabor ligeramente picante.
- Calabaza siam: por fuera parece una sandía; por dentro, tiene una carne blanca que, como los espaguetis, se deshace en filamentos.
- Calabaza: naranja desde la piel hasta la pulpa, es probablemente la calabaza más conocida. Se utiliza en Halloween para decorar las casas. Está especialmente buena en sopa, frita o en tarta.
Sin embargo, no todas las calabazas son comestibles. Las calabazas ornamentales y las coloquintes no son comestibles. Si se envenenan, pueden causar problemas digestivos. Si las prueba, debe alertarse por su sabor amargo.
La diversidad de estas hortalizas es importante. Seguro que encuentras una a tu gusto. ¡Así que ponte a cocinar y no dudes en incluirlas en tus menús para equilibrar tus comidas!
¿Por qué comer calabaza?
Verdura otoñal por excelencia, la calabaza es buena para la salud.
Aparte de la piel dura, que no suele consumirse en las calabazas de invierno, la pulpa y las semillas pueden comerse y están repletas de beneficios nutricionales.
Las semillas de calabaza son ricas en proteínas, fitoesteroles (sustancia que ayuda a reducir los niveles de colesterol malo), vitamina E (antioxidante), zinc (que estimula el sistema inmunitario) y ácidos grasos insaturados esenciales (ácido linoleico). También ayudan a combatir los problemas de próstata en casos de hipertrofia benigna.
También se puede obtener aceite de semillas de calabaza a partir de las semillas. Se trata de un aceite muy saludable que sólo debe consumirse crudo (no debe calentarse). Su composición nutricional le confiere numerosos beneficios, sobre todo para los sistemas cardiovascular, digestivo, urinario y prostático.
La pulpa de calabaza cocida es poco calórica: por término medio aporta 30 kcal por 100 g. Contiene más de un 92% de agua. También tiene un bajo contenido en hidratos de carbono.
Además, contiene numerosos minerales y oligoelementos, entre ellos :
- hierro (0,2mg por 100g) ;
- magnesio (7 mg por 100 g)
- potasio (230 mg por 100 g)
- calcio, cobre, manganeso, fósforo, zinc, etc.
También es muy rico en vitamina A (betacaroteno) con 6000μg por 100g. Esta vitamina liposoluble es esencial para la piel y la visión, y contribuye al buen funcionamiento del sistema inmunitario.
La pulpa también contiene vitaminas B2, B5, B6, B9, C y K.
Todas ellas son útiles para reforzar el sistema inmunitario y limitar las carencias.
La calabaza también contiene dos pigmentos: luteína y zeaxantina, que ayudan a proteger nuestros ojos. Ayudan a filtrar la luz azul, neutralizan los radicales libres de los rayos solares y protegen contra la degeneración macular asociada a la edad (DMAE).
Por último, la calabaza es rica en fibra (2 g por 100 g), que puede favorecer el tránsito intestinal.
¿Cómo conservarlas?
Las calabazas enteras no deben guardarse en el frigorífico. Se estropean rápidamente porque el ambiente es demasiado húmedo para ellas.
A temperatura ambiente, se conservan de 1 a 3 meses. Para alargar su vida útil, pueden conservarse en un lugar fresco (de 10 a 12°C).
Hay que tener en cuenta que, a medida que se almacenan, aumenta el contenido vitamínico de la pulpa, así como el de azúcar.
También se pueden congelar. Te recomiendo que las cortes en trozos antes de meterlas en el congelador.
En conclusión, la calabaza es un excelente componente de una dieta equilibrada y puede ayudarle a recuperar o estabilizar su peso. Sería una pena prescindir de ella.