[Artículo actualizado el 19/09/2023]
¿Estás presente cuando comes? ¿Eres consciente de los bocados que das? ¿Observa su comida? ¿Te tomas el tiempo de olerla antes de devorarla? Tantas preguntas que hacerse cuando se come… Y sin embargo, sí, la degustación es un poco mágica, permite aprender a saborear y degustar los alimentos que se comen… De hecho, permite disfrutar realmente de la comida. ¿No es fantástico?
Saber degustar significa comer con cierta atención sobre uno mismo y sobre el plato.
La degustación es esencial para una buena percepción de nuestras sensaciones alimentarias: nos permite comer con una mayor conciencia de nuestras sensaciones de hambre y saciedad y, por tanto, responder adecuadamente a las necesidades de nuestro cuerpo. Esto significa que podemos comer las cantidades adecuadas.
Con la degustación no es necesario hacer dieta ni controlar la comida… ¡Ella hace todo el trabajo! Sí, lo hace. Tenemos apetitos específicos que nos hacen querer comer tal o cual alimento, en un momento dado, dependiendo de nuestras necesidades en ese momento (nutrientes, vitaminas y minerales). Cuando comemos estos alimentos deseados y los disfrutamos, nos proporcionan un mayor placer en términos de sabor. En definitiva, se trata simplemente de la forma más natural de conseguir la diversidad dietética y comer a gusto.
El resultado de todo esto es que volverás a tu peso ideal, el peso para el que estamos hechos, si se puede decir así…
¡No pienses que tus antojos de comida son meros caprichos! No… En este artículo, voy a enseñarte a comprenderlos y a respetarlos para que puedas convertirte en el gourmet de la mesa manteniendo tu peso a raya.
El gusto y los 5 sabores
Los 5 sabores son ácido, dulce, amargo, salado y umami. Actualmente se está añadiendo grasa a los otros 5 sabores. Otros elementos pueden variar, como la persistencia en boca, el regusto, etc.
¿Para qué sirven los sabores? Nos permiten identificar los alimentos en la boca gracias a nuestras papilas gustativas, situadas en la lengua. Estos sabores proporcionan a nuestro cerebro información sobre el sabor de cada alimento.
Conoces el ácido (por ejemplo, el limón), el amargo (por ejemplo, el café), el dulce (por ejemplo, la mermelada), el salado (por ejemplo, las aceitunas), el umami es el 5º sabor, importado de Japón, que define el gusto de los alimentos como salado (difícil de identificar para nosotros, los franceses).
Nuestro cuerpo y nuestra lengua, gracias a sus sensores sensoriales, identifican los alimentos en función de su sabor, que se compone de olores, sabores, texturas, temperaturas, sonidos… Todo ello se convierte en el carné de identidad del alimento que nos construimos y que constituye su imagen sensorial. Por ejemplo: cuando vemos un tomate, inmediatamente «conocemos» su sabor, textura, temperatura, etc. ¡Pues bien, todo eso se lo podemos agradecer a nuestro cerebro!
Nos alimentamos de nuestras sensaciones gustativas. Si comes sin prestar atención al gusto, sin saborear, no experimentarás fatiga gustativa ni saciedad, y tenderás a comer en exceso alimentos ricos en calorías. Entonces, ¡no cubres tus necesidades energéticas! ¡Lástima! Engordarás sin darte cuenta.
Los 5 sentidos y la degustación
Para que la degustación sea completa y perfecta, necesitamos nuestros 5 sentidos (después de haber hablado del gusto más arriba, explicaré aquí los otros 4 sentidos):
- La vista, que nos dice lo madura que está una pieza de fruta, lo curado que está un queso… Es el placer visual que nos abre el apetito, y la presentación del plato juega un papel decisivo en nuestras ganas de comer.
- El sentido del olfato son los olores que percibimos por las fosas nasales, los aromas de los alimentos en la boca. Tómese su tiempo para oler el plato y luego deje que los olores se expresen en la boca.
- Nuestro sentido del oído se refiere al crujiente de una baguette, al crujiente de los cereales…
- El tacto nos permite evaluar la textura, la consistencia y la temperatura de un alimento, antes y durante la degustación. Tocamos con los dedos, sí, pero también con los labios y la lengua.
Cada vez que coma, intente pensar en los sentidos que intervienen y en el placer que le proporcionan. La percepción del gusto y la sensación placentera asociada a la degustación desempeñan un papel esencial en tu relación con la comida. Si eres consciente de lo que comes, lo disfrutarás y prestarás más atención al momento en que ya no tengas hambre.
Es una herramienta fundamental para reequilibrar tu dieta y mantener un peso saludable.
Los beneficios de la degustación
La degustación mejora :
- Prestar atención a tus sensaciones alimentarias de hambre, saciedad y saciedad. Comerás la cantidad justa que necesitas, sea cual sea el alimento.
- Estimulación de sus 5 sentidos, en particular el gusto. Tu cerebro sintetiza más dopamina (la hormona del placer), lo que te proporciona una sensación de bienestar muy agradable y relajante.
- La digestión, que comienza con la masticación y continúa en la boca gracias a la acción de las amilasas salivales (enzimas digestivas). Cuando digieres mejor, te sientes ligero, cómodo y mucho mejor, ¿no crees?
¡Saborear la comida ayuda a reducir el sentimiento de culpa! Sí, porque aunque sigas controlando tu alimentación y te cueste desprenderte de esa noción de comida buena y mala, gracias a la degustación comerás la cantidad justa que necesitas, evitarás comer en exceso y aprovecharás al máximo ese momento de placer gustativo que te estás regalando.
La comida aporta todo su placer en los primeros bocados, después notarás que el placer va disminuyendo poco a poco. Es cuando te dices a ti mismo: «Ya he comido suficiente de esta comida», ¡es el momento adecuado para parar! Sí, eso es… Tienes que aprovechar ese momento, ese pensamiento, ¡y verás que tu relación con tu plato cambiará!
Ahora tienes todas las claves para disfrutar de tu comida como un enólogo disfruta de su vino. Como resultado, serás capaz de encontrar el peso adecuado para ti…
¡De ti depende jugar con tus sentidos!