El miedo a la falta engorda

[Artículo actualizado el 19/09/2023]

Comer (demasiado) por miedo a no tener suficiente (en los armarios o en el estómago) es el tema de este artículo.

Antes de seguir leyendo

No soy una experta en este campo, pero me apasionan la nutrición y la salud.

Los artículos que encontrarás en mi sitio son el resultado de una investigación en profundidad que me gustaría compartir contigo. Sin embargo, me gustaría subrayar que no soy un profesional de la salud y que mis consejos no deben sustituir en ningún caso a los de un médico cualificado. Estoy aquí para orientarte, pero es importante que consultes a un profesional en caso de dudas específicas o preocupaciones médicas. Su bienestar es importante. Así que asegúrate de consultar a los especialistas adecuados y cuídate lo mejor posible.

Es un miedo que me encuentro en casi todo mi trabajo con pacientes. Como dietista y nutricionista, quería darte algunos consejos para liberarte de este miedo.

Planificar un esfuerzo físico, empezar una dieta o no poder fumar: éstas son sólo algunas de las razones para sentir el miedo a perderse algo.

Fíjese en cómo se ilustra este miedo: en 2008, con la prohibición de fumar en lugares públicos, un tercio de los fumadores admitió haber fumado dos cigarrillos seguidos antes de enfrentarse a un periodo sin tabaco.

Es exactamente lo mismo que ocurre con las personas que se aprovisionan de comida antes de ponerse a dieta: ¡disfrutaré el domingo y empezaré a restringirme el lunes!

Se trata de comer en exceso por miedo a quedarse sin los alimentos que le gustan y engordar en contra de su voluntad.

El miedo a quedarte sin comida puede hacer fracasar tus esfuerzos por perder peso.

Los investigadores han demostrado recientemente que basta con pensar en hacer deporte para aumentar el consumo de alimentos. El vínculo entre «hacer deporte y comer» ha sido establecido por los autores de este estudio, que advierten a la gente para que sea físicamente activa y vigile de cerca lo que come. Una de las causas del fracaso de los esfuerzos para perder peso podría residir en el consumo excesivo de alimentos por parte de personas que sobrestiman sus necesidades antes de someterse a un esfuerzo físico por miedo a quedarse sin fuerzas.

Como puede ver, hacer deporte para adelgazar comiendo más por miedo a quedarse sin fuerzas le hará engordar.

Es exactamente lo que vemos con las personas a dieta que se lanzan a su última comida trampa antes de ponerse a dieta o los fumadores que se lanzan a su último cigarrillo antes de subir a un tren de no fumadores = por miedo a quedarse sin nada.

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Miedo a perderse = un estado de hipercontrol

El miedo a perderse algo está constantemente presente en las personas que hacen dieta.

Se manifiesta en el miedo a tener hambre, a ceder a los antojos de alimentos permitidos, a perderse alimentos prohibidos y a que la comida desaparezca.

Estos miedos prevalecen sobre las sensaciones de saciedad y plenitud. La persona ya no come en función de estas sensaciones, sino para tranquilizarse. Como consecuencia, pierde la capacidad de percibir correctamente sus umbrales de saciedad y come en exceso sin sentir hambre. Esto puede provocar un aumento de peso.

A muchos comedores restringidos les resulta muy difícil dejar comida en el plato aunque sepan que ya no tienen hambre.

Cuando comen alimentos prohibidos, se comportan como si los comieran por última vez. Este tipo de comportamiento es el que les impide perder peso.

Cuidado con el círculo vicioso que se inicia con las dietas: frustración – antojo – culpabilidad. Las personas que hacen dieta se derrumban constantemente y comen (demasiado) por miedo, frustración, fastidio, etc.

En algunos casos, el miedo al hambre puede adoptar las características de un estado fóbico que puede desembocar en ataques de pánico. En este caso, asegúrese de estar acompañado por un profesional sanitario que le escuche y le tranquilice, para ayudarle a liberarse de este miedo.

Las reglas que una persona se impone a sí misma (alimentación hipercontrolada) darán lugar a muchas emociones negativas: miedo a pasar hambre, miedo a perderse algo, frustración, culpabilidad, etc.

Las personas ya no deciden comer intuitivamente, sino según derechos o prohibiciones autoimpuestas.

El cerebro está desconectado del cuerpo. Pero esto sólo puede durar un tiempo, porque cuando el cerebro está restringido siempre acaba resquebrajándose, aunque pueda «aguantar» durante meses o años.

El miedo a la falta engorda

Una persona que, por ejemplo, se abstiene de comer entre horas teme el hambre y come en exceso durante las comidas para asegurarse de que el hambre no reaparece antes de tiempo.

Una persona que limita su consumo de pasteles casi siempre acaba comiendo demasiado cuando se lo permite. Como si necesitaran recuperar el tiempo perdido y comerlos como si fuera la última vez.

Razón de más para engordar y sentirse mal con su cuerpo.

Cuando las sensaciones alimentarias desaparecen por completo, la persona tiene que sustituirlas por pensamientos o sensaciones imaginarias. Ya no sienten hambre, pero piensan que tienen que comer («es hora de comer», «llevo x tiempo sin comer, así que ahora es el momento», «no puedo desperdiciar lo que queda», etc.).

Del mismo modo, no se sienten llenos, sino que piensan y comprueban que han comido suficiente («Ya he comido suficiente», «He pesado mi plato así que no puedo pasarme», «Si sigo, es demasiado», etc.).

Comer se convierte en una actividad estresante que impide que la comida cumpla su función principal = vivir. Las personas afectadas por el miedo a la falta de comida engordarán o sufrirán el efecto yo-yo repetidamente.

Miedo a la carencia – Ejercicio para liberarse de él

Para liberarte del miedo a la carencia, te invito a hacer este ejercicio.

Durante varios días (unos 3/4 días), anota cuántas veces has sentido el miedo a la carencia = cuántas veces has comido más por miedo a pasar hambre, miedo a la hipoglucemia, miedo a no tener suficiente después, miedo a tirar, etc.

¿Cómo lo haces? Anótelo + escriba de qué alimento se trata + dígase una frase mantra como: «Siempre puedo comprar más después si quiero/necesito» o «Me estoy liberando de las reglas de la alimentación equilibrada» o «Ya no tengo miedo».

+ Respira hondo 3 veces e intenta no ceder al miedo.

Haz este ejercicio varias veces, alternando días en los que piensas/notas el miedo a perderte y días en los que no piensas en ello en absoluto.

Observa tus progresos y no dudes en hablar con un profesional sanitario para que te ayude.