¡Yo digo basta a los alimentos tabú!

[Artículo actualizado el 19/09/2023]

¿Deseo irrefrenable de un alimento? ¿Frustración? ¿Ansia? ¿Culpa? ¡Te sabes esta canción de memoria y ahora has decidido liberarte de ella!

Antes de seguir leyendo

No soy una experta en este campo, pero me apasionan la nutrición y la salud.

Los artículos que encontrarás en mi sitio son el resultado de una investigación en profundidad que me gustaría compartir contigo. Sin embargo, me gustaría subrayar que no soy un profesional de la salud y que mis consejos no deben sustituir en ningún caso a los de un médico cualificado. Estoy aquí para orientarte, pero es importante que consultes a un profesional en caso de dudas específicas o preocupaciones médicas. Su bienestar es importante. Así que asegúrate de consultar a los especialistas adecuados y cuídate lo mejor posible.

Como dietista y nutricionista, voy a darte algunos consejos que te ayudarán a conseguirlo.

Al final de este artículo, tu nueva canción rimará con libertad, placer, alimentación sin culpa y bienestar.

¿Qué es un alimento tabú?

Son alimentos que ya no forman parte de tu dieta porque los has desterrado de tu despensa, pero que te siguen gustando tanto… En resumen, ¡son alimentos que todavía no puedes comer con total tranquilidad porque no sabes (o no sabes) comer la cantidad adecuada para tus necesidades!

¿Cómo puedes vivir mejor con estos alimentos?

  • Haz una lista de tus alimentos tabú y, cuando vuelvas a introducirlos, limítate a uno o dos a la semana. El objetivo es llegar a la privación cero, poder comer de todo con tranquilidad.
  • Para cada tipo de alimento tabú, evita hacer acopio: guarda un ejemplar de cada uno en tu armario. Si se te acaba, compra otro y así sucesivamente.
  • No dudes en dividir los alimentos tabú en porciones: un paquete de M&M’s puede convertirse en varios paquetitos de 10 M&M’s, por ejemplo. Piensa en pasteles en porciones individuales o en comprar 2 o 3 miniviennoiseries en lugar de una grande. Esto también te ayudará a aprender a saborear mejor.

No olvides que una dieta equilibrada se lleva a cabo durante un periodo de tiempo muy largo.

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Es normal que, después de largos meses o años de restricción, al principio consumas los alimentos tabú en exceso. Si, después de comer una buena cantidad de alimentos hipercalóricos, esperas a volver a tener hambre antes de volver a comer, ¡esto no provocará un aumento de peso y dificultará tu pérdida de peso!

Unas semanas de «comida basura» suelen ser una transición necesaria y natural: verás que, al final, te cansarás pronto de ella. El deseo y la necesidad de comer fruta y verdura no es una fantasía inalcanzable: ¡tu cuerpo acabará por pedírtelas!

Antojos emocionales

La mayoría de las veces, cuando sientes emociones que consideras demasiado intensas, intentas anularlas comiendo. Aquí también aparece la comida reconfortante = comida que me engorda porque no tengo hambre = comida reprimida = comida tabú.

Tus emociones (estrés, tristeza, enfado, etc.) pueden convertirse en emociones alimentarias: tienes miedo a perder el control, miedo a engordar o te sientes culpable por lo que has comido o vas a comer. Todo esto se complica tanto que uno tiende a decirse a sí mismo, qué pena, acabaré con todo y no habrá tentaciones… ¡Excepto que vas a provocar exactamente el efecto contrario!

Mis soluciones para combatir tus antojos emocionales:

  • Intenta mantenerte ocupado, piensa en otra cosa: una película, una lectura, una actividad (creativa o deportiva), etc.
  • Intente «relajarse» por distintos medios (audios de relajación, podcasts, etc.).
  • Haz que sea una cuestión de fuerza de voluntad y decide aguantar, no ceder a tus emociones, ¡pensando en tu salud!
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¿Cómo hacer las paces con tu alimentación? Mi consejo:

  1. Planifica tus comidas/menús de la semana: planificar/organizar = mejor gestión, liberar tu mente = ¡mantener tu peso saludable a largo plazo!
  2. Deja de controlarte: haz las paces con lo que comes (lo que engorda es comer sin hambre, nada más). Tu plato es una fuente de bienestar, tu aliado de salud, no un objeto de comodidad. Hay que dejar de luchar contra la comida y empezar a vivir con ella. Come para vivir, no vivas para comer.
  3. Escucha tus sensaciones alimentarias: HAMBRE + SATISFACCIÓN + GUSTO => si lo necesitas, puedes llevar un diario, escribir notas sobre tus sensaciones, emociones y sentimientos para luego poder leer y entender lo que te pasa = mantén tu peso y sigue escuchando a tu cuerpo.
  4. Conócete mejor a ti mismo para poder cambiar las cosas a mejor: da un paso atrás en tus hábitos alimentarios (a veces necesitas comer para consolarte, no pasa nada, pero tendrás que esperar a que vuelva el hambre después), analiza objetivamente tus nuevos hábitos y la impresión de que estás adelgazando es sólo eso, una impresión… ¡Todo es cuestión de equilibrio A LARGO PLAZO! No es una carrera contrarreloj, ¡sólo hay que ser consciente de ello!
  5. Come de todo sin sentirte culpable, nada engorda, nada engorda… No olvides descansar tu sistema digestivo antes y después de comer en exceso (para tener hambre durante y volver a tener hambre después).
  6. Dormir bien es la clave para tener un peso saludable + Vive el momento presente: ¡con plena conciencia para aprovechar al máximo cada instante!

¡No somos perfectos!

Me gustaría terminar con una nota importante: ¡sí, no somos perfectos!

Es normal que nos derrumbemos, que nos sintamos culpables y que nos salgamos de la «dieta equilibrada». ¡Estamos constantemente tentados por todas partes y por todo! Cuando vamos de compras, a comprar el pan, una revista, en una estación de servicio de la autopista… En resumen, es normal que nos demos un capricho y, sobre todo, no somos perfectos, pero aprendemos de nuestros errores, ¡lo importante es siempre hacerlo lo mejor posible!

Tu peso es el que es porque no dejas de hacer concesiones a ti misma y a los que te rodean. Acéptate tal como eres, con tus cualidades y tus defectos. Ese es el primer paso, ¡y el resto vendrá después!