[Artículo actualizado el 19/09/2023]
El impulso de comer sin hambre, por compulsión, tiene una finalidad, sí, nos permite desviar nuestra atención de los pensamientos de tristeza, ansiedad o enfado que nos recorren la mente para que dejemos de sentir esas emociones preocupantes o angustiosas.
Estos antojos también pueden ser desencadenados por emociones menos intensas que requieren más atención para ser detectadas:
- Cansancio al final del día;
- El aburrimiento, cuando estás sentado en casa dando vueltas;
- La necesidad de complacerte a ti mismo (la necesidad de recompensa, a menudo arraigada en la infancia);
- La necesidad de hacerte sentir bien (necesidad de consuelo, de llenar un vacío, una carencia).
Todas estas sensaciones son señales que te envía tu cuerpo, una alerta, una alarma que debes detectar para dejar de sufrir estos antojos y recuperar el control sobre tu vida, tus elecciones y tu cuerpo.
Antojos emocionales
La mayoría de las veces, cuando sientes emociones que consideras demasiado intensas, intentas anularlas comiendo: son los antojos emocionales.
Con el tiempo te vuelves hipersensible a tus emociones, por lo que aumenta el comer compulsivamente. Entonces tienes miedo de perder el control, de engordar o de sentirte culpable por lo que has comido o vas a comer. Y así caes en el círculo vicioso del control de la comida y los trastornos alimentarios.
Cómo aliviar la alimentación emocional :
- Intenta mantenerte ocupado, piensa en otra cosa para llenar el vacío del momento: película, lectura, actividad (creativa o deportiva), etc.
- Intenta relajarte y desconectar por diversos medios (audios de relajación, podcasts, etc.)
- ¡No te sientas culpable! Comer también es un regulador emocional natural. Es normal comer para calmarse, relajarse, sentirse bien y recuperar la serenidad. Este comportamiento se da en la mayoría de los mamíferos y a menudo está arraigado en nuestra conducta desde la infancia.
Algunos alimentos tienen este poder reconfortante y otros mucho menos: los alimentos hipercalóricos (sobre todo grasos y dulces) son los más reconfortantes…
Te aconsejo que te enfrentes a cada deseo emocional de comer y que no luches contra él, sino que disfrutes de tu comida reconfortante con plena conciencia.
¿Cómo hacerlo? Siéntate cómodamente, con la espalda recta, en un lugar tranquilo si es posible.
Excesos al final del día
El desarrollo del día, tanto en el plano alimentario como en el psicológico y emocional, determina el desarrollo de la noche. El propio desarrollo de la noche determinará tus hábitos alimentarios.
Hay varios factores que pueden contribuir a que coma en exceso al final del día.
Hambrenocturna: durante el día puedes tender a olvidarte de tu cuerpo e ignorar tu hambre. Esta hambre desatendida durante el día puede volverse intensa (voraz) por la noche. Requerirá una respuesta alimentaria urgente y fuerte. Entonces comerá alimentos hipercalóricos deprisa y en grandes cantidades.
Restricción cognitiva: si prestas atención a lo que comes para adelgazar, te prohíbes tus alimentos favoritos: con el miedo a comerlos incluso en pequeñas cantidades, esto generará un deseo creciente con esfuerzos cada vez mayores por controlar. Estas prohibiciones te conducen a pensamientos obsesivos sobre la comida, tu peso y tu cuerpo, que desembocan en emociones secundarias (miedo a engordar o a no adelgazar, culpabilidad, ira o depresión).
Todos estos pensamientos y emociones se conocen como «restricción cognitiva» y son el origen de los antojos emocionales y de comer en exceso.
Ganas decomer emocionales por la noche: el momento de volver a casa es también el momento en el que es probable que nos enfrentemos a diferentes pensamientos y emociones que hemos dejado de lado durante el día: problemas profesionales o privados, preocupaciones económicas, rumiaciones sobre el pasado o preocupaciones sobre el futuro, ira, depresión, ansiedad, culpabilidad, aburrimiento, agotamiento nervioso y emocional, etc. En todos estos casos, las ganas de comer emocionales reducirán la intensidad de las emociones sentidas…
Comer para tener valor y energía: para muchas personas, el día está lejos de terminar cuando llegan a casa por la tarde. Los padres tienen que ocuparse de sus hijos, o usted ha traído unos cuantos expedientes urgentes para terminar después de cenar…
Este es un caso particular de alimentación emocional.
La necesidad de recompensa: después de un duro día de trabajo o para celebrar un éxito, puede que necesites felicitarte por el esfuerzo que has hecho comiendo sin tener necesariamente hambre. Entonces buscarás los alimentos que te saben mejor.
Aprende a disfrutar para no tener que sufrir
Los alimentos ricos en calorías, ya sean grasos, salados o dulces, no son un obstáculo para adelgazar, al contrario, pueden ayudarte a perder peso. Pero para ello hay que dejar de demonizarlos y saber cómo comerlos correctamente:
- Si comes cuando tienes hambre, te sugiero que prestes atención a cómo te sientes de lleno para comer la cantidad adecuada, despacio, saboreando la comida, en la postura correcta (todos estamos de acuerdo en que comer de pie con la tele encendida te hará muy difícil escucharte a ti mismo);
- Si comes para calmar tus emociones, presta atención al momento en que te sientas mejor, al momento en que te sientas mejor, para que comas tanto como necesites y, sobre todo, ¡muy despacio!
No te prives de estos alimentos tabú, porque son las privaciones y las prohibiciones las que conducen a las compulsiones y los excesos. Cuanto más te controles y frustres, más intenso será el antojo.
Por eso, lo ideal es disfrutar al máximo de estos alimentos cargados de calorías, para aprovechar al máximo su sabor y disfrutar realmente de lo que comes.
Aprende a disfrutar de estos alimentos calóricos para poder comerlos sin engordar. Así de sencillo. Y funciona…