[Artículo actualizado el 19/09/2023]
El foie gras está en el candelero durante las fiestas, pero no es el hígado del que hablamos cuando decimos «ataque de hígado» …
¿Qué significa «ataque al hígado»?
Hablamos de «ataque de hígado» cuando tenemos una sensación de pesadez en la zona hepática, que nos hace desabrocharnos los vaqueros al final de una comida, y que puede ir acompañada de otras molestias digestivas como reflujo, eructos, dolor abdominal, hinchazón, boca pastosa y cansancio, gases, náuseas e incluso vómitos…
También utilizamos la expresión «sentirse mal del corazón» o «estar untado».
Es cierto que las fiestas son un buen momento para comer un poco más de lo habitual y sobrecargar así rápidamente nuestro sistema digestivo. En términos médicos, es más bien una indigestión.
Pero, ¿por qué duele el estómago cuando se ha comido demasiado?
Ya sabes, esos bocados de más que te hacen aflojar discretamente la cinturilla del pantalón… porque después de todo, ese tronco de Tata Chantal sabe un poco a vuelta a los viejos tiempos…
Un bocado de comida tarda entre cinco y diez segundos en pasar de la boca al esófago a través de la faringe. La función del esófago es garantizar que la comida vaya en la dirección correcta. A continuación, el bocado cae en el estómago. En nuestro estómago, la comida se somete a un masaje bastante vigorizante, se remueve, durante al menos dos horas, hasta que no ha formado más que pequeñas migas. Cuando comemos demasiado, el estómago está completamente lleno y no puede remover bien los alimentos, por lo que no puede evacuarlos suficientemente hacia el intestino delgado.
Los alimentos se estancan en el estómago, sin digerir, y pueden provocar reflujo gastroesofágico e incluso vómitos.
Así pues, la llamada «crisis hepática» de los franceses no tiene nada que ver con el hígado y sí con el estómago y los intestinos.
Para evitar encontrarse en esta situación, he aquí mis consejos ANTES de las comidas copiosas:
- Coma despacio y saboree estos platos de calidad. No dudes en dejar el tenedor entre bocado y bocado. La digestión comienza en la boca con la masticación. Cuanto más rápido comas, menos masticarás y más trabajo le darás a tu aparato digestivo.
- Servirse por platos es muy chic y, además, ayuda a tener los ojos más grandes que el estómago y a gestionar mejor las cantidades.
- Cuidado con los cócteles con pajita. Aunque es divertido, beber con pajita aumenta el riesgo de aerofagia, es decir, la cantidad de aire que entra en el estómago y el esófago.
- Si prepara verduras con fama de indigestas (judías, col, legumbres…) añada una pizca de comino o hinojo, o ajedrea, y el plato será más fácil de digerir y, sobre todo, ¡más sabroso! La vida es algo más que sal y pimienta.
Y algunos consejos para calmar el sistema digestivo y facilitar la digestión DESPUÉS de una comida copiosa:
- Toma media cucharada de bicarbonato sódico en un vaso de agua y bébelo después de la comida*. Otra opción es beber un gran vaso de agua rica en bicarbonato (por ejemplo, Badoit®), que puede ayudar a neutralizar el reflujo. El ion bicarbonato desempeña un papel esencial en la protección de la mucosa digestiva.
- Contraindicaciones: el bicarbonato no está recomendado para las personas que sufren hipertensión arterial, retención de líquidos o insuficiencia cardíaca, ni para las que toman corticosteroides.
- ¿Por qué no terminar la comida con una tisana? De acuerdo, hemos visto cosas más glamurosas, ¡pero insisto en que no te arrepentirás! Hierve una infusión de tomillo durante 5 minutos y bébela justo después de la comida. Unos 15 gramos por taza. Pon agua a hervir, vierte y deja infusionar, tapado, de 3 a 5 minutos. Si quieres «condimentar» un poco la tisana, puedes añadir zumo de limón y un poco de miel. Para combatir la hinchazón, puedes combinarla con romero y menta piperita, que tiene propiedades antiespasmódicas y antibacterianas.
- Si lo tuyo no son las infusiones, no te preocupes, tengo justo lo que necesitas. Desliza unos trozos de raíz de jengibre fresco en una botella de agua, junto con un poco de pulpa de aloe vera o trozos de limón. Los estudios demuestran que el gel de aloe vera se ha utilizado con éxito para ayudar a desintoxicar el cuerpo, promover una buena digestión e incluso en casos específicos de enfermedad inflamatoria intestinal crónica o síndrome del intestino irritable. En cuanto al jengibre, en 2011, durante un estudio de laboratorio en el Instituto Farmacéutico de la Universidad Libre de Berlín, los científicos descubrieron que ciertos compuestos del jengibre se adherían a los receptores de las células del intestino delgado, bloqueando la acción de las sustancias químicas inducidas por el organismo que provocan náuseas. El jengibre encabeza la lista de los mejores remedios de la abuela para el malestar estomacal y la «resaca».
- Si te regalaron una bolsa de agua caliente por Navidad y estás a punto de venderla en el boncoin, no cometas ese error: ¡puede aliviar de verdad tus molestias digestivas! Para facilitar la digestión, colocamos la bolsa de agua caliente sobre el estómago para aliviar las molestias. Coloca la bolsa de agua caliente sobre el vientre después de comer, durante 30 minutos, para facilitar la digestión y aliviar el dolor.
- ¡Muévete! Sí, ya sé que te tienta ver Netflix en el sofá, pero es una mala idea. El mejor remedio es realizar una actividad física suave y moderada para facilitar la digestión. Pero no te preocupes, no hace falta que hagas Crossfit, ¡basta con caminar!
- ¿Sientes al yogui que llevas dentro? Es el momento de practicar ciertas posturas de yoga que tienen fama de facilitar la digestión, como la de la cobra o la del camello. Es un auténtico masaje para los órganos digestivos: movimientos suaves acompañados de una buena respiración que estimulan la circulación sanguínea.
Qué comer en los días siguientes
La sopa de miso es especialmente buena para la flora intestinal. Su fermentación produce varias enzimas que aceleran la digestión. Además, el miso hace más digeribles los demás alimentos a los que acompaña.
Si, a pesar de estas recomendaciones, sigues experimentando molestias digestivas, no dudes en masajearte el estómago para favorecer la digestión y aliviar los espasmos.
No puede ser más sencillo: utiliza la palma de la mano para masajearte el vientre con movimientos circulares, en el sentido de las agujas del reloj (el sentido de la digestión). Empieza en la parte superior del abdomen, bajo el esternón para estimular el estómago y termina en el ombligo para llegar al intestino grueso. Masajea durante unos minutos con un aceite, o incluso con unas gotas de aceite esencial de jengibre.
Si oyes gorgoteos al final del masaje, ¡es una buena señal!